TOXICOLOGÍA Y DELITO
La medicina forense es la rama del conocimiento que
se encarga de aportar información de carácter científico de las ciencias de la
salud y afines al sistema judicial con el propósito de ayudar a resolver un
problema social y jurídico. Muchas de las actuaciones médico forenses se
relacionan con la toxicidad de las sustancias que son utilizadas para facilitar
la comisión de hechos delictivos como el hurto, el delito sexual, lesiones a la integridad personal o inclusive
el homicidio, sin contar con las situaciones accidentales en que un sujeto,
principalmente niños, ingieren sustancias tóxicas que le producen daño en su
salud; Tampoco podemos dejar de lado las intoxicaciones con fines suicidas.
Los médicos forenses se han caracterizado por tener
fuertes conocimientos en toxicología clínica, pues su ejercicio implica que muchas
veces deban establecer diagnósticos de intoxicaciones agudas por efectos del
alcohol y otras sustancias de abuso ilegales tales como los derivados de la
coca, cannabis, opiodes, anfetaminas y otras sustancias sintéticas, entre otras.
El Consejo Económico y Social de la ONU a través de su Comisión de
Estupefacientes en su 53º período de sesiones de 2010 mostró preocupación por
el uso de sustancias psicoactivas, sometidas a fiscalización internacional o
no, como por ejemplo, depresores del sistema nervioso central, benzodiazepinas,
ketamina, ácido gamma-hidroxibutírico (GHB) y, en menor medida, cannabis,
cocaína, “éxtasis” y anfetaminas, asociadas o no con el alcohol, que pueden
alterar el grado de conciencia de la víctima, su estado de alerta y su juicio,
como medio para facilitar la agresión sexual u otros delitos.
Conociendo que efectivamente muchas sustancias
afectan la memoria y voluntad de las personas los médicos y comunidad en
general deben estar alerta para diagnosticar y prevenir el uso de sustancias
que ponen a la persona a merced de su victimario, dejando secuelas irreversibles
e incluso la muerte.
En nuestro medio Colombiano las sustancias más
frecuentemente utilizadas son las mezclas de benzodiacepinas con escopolamina,
donde predomina un síndrome anticolinérgico caracterizado por sequedad de las
mucosas, ausencia de sudoración, retención urinaria, rubicundez facial y corporal, midriasis,
taquicardia, hipertermia, taquipnea, delirios y agitación, de allí la famosa frase
a la que no he podido encontrar su autor: “ciego como un murciélago, rojo como
una remolacha, seco como un palo, caliente como una brasa y loco como una cabra”,
hay que tener en cuenta que por el uso de la benzodiacepina desaparecen en
mayor o menor grado los síntomas de delirio y agitación, favoreciendo la
depresión del sistema nervioso central y la amnesia anterógrada.
Con esta comunicación queremos llamar la
atención a los médicos de urgencias y forenses del país para la adecuada
detección clínica y de laboratorio cuando sea posible, de los casos de
intoxicaciones asociadas a delitos para que se informen de manera oportuna a
las autoridades respectivas, de igual forma realizar campañas preventivas para
evitar que personas jóvenes especialmente mujeres consuman sustancias de las
cuales no conocen su origen o aquellos hombres que sucumben fácilmente a los
encantos terrenales y carnales consumiendo toda clase de sustancias y después
la pregunta, que pasó?, porque la memoria está bloqueada, siendo víctimas de
hurtos terminando en
unidades de cuidados intensivos con la vergüenza social y familiar, o en la muerte.
Manuel José Martínez Orozco, MD.
M.Sc. Toxicología – UNAL.Especialista & Máster en Medicina Forense.
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